domingo, 20 de mayo de 2012

El Hogar: ¿Quién manda aquí?


El amor, la comunicación y la comprensión son tres atributos importantes para cultivar un matrimonio altamente eficaz. Sin embargo, es posible que no sea suficiente, especialmente si la casa esta hecha un desorden, todos tienen hambre y nadie prepara la comida. ¿Quién estará encargado? ¿Y de qué? ¿Quién va a tomar las decisiones y en qué áreas? ¿Debería ella trabajar fuera de la casa? Si lo hace, ¿ayudará él con las comidas, con los quehaceres domésticos y con los niños? Siendo que ella gana casi lo mismo que él (y a veces más), ¿debería tomar él todas las decisiones?

Durante años, el modelo aceptado era que el hombre produjera los ingresos y la mujer se encargara de los niños y de mantener la casa marchando bien. En la actualidad el modelo ha cambiado. Muchas mujeres esperan tener un trabajo donde ganen un sueldo si no tienen hijos o cuando los hijos están en la escuela. Y otro tanto trabaja medio tiempo o tiempo completo. Esto crea una confusión tremenda acerca de las responsabilidades domésticas del esposo y la esposa. Continuamente surgen puntos de vista distorsionados acerca de la distribución del liderazgo familiar. Muchos pelean o argumentan con el plan de Dios. Algunos no lo entienden. Otros no lo quieren creer.

La Biblia contiene varios versículos que designan al hombre como la cabeza o líder del hogar. Una de las declaraciones está en Efesios 5: 23-25: “Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la iglesia... Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella”. Ya que pocos hombres serán llamados a dar la vida literalmente por sus esposas, ¿qué quieren decir estos versículos? Estos pasajes le dan una cualidad espiritual -casi divina- a la posición de “esposo”. También suponen que los esposos han de ser para sus esposas lo que Cristo es para la iglesia. La dirección general de toda la casa descansa sobre los hombros del esposo. Esto es lo que significa literalmente la palabra esposo: la cabeza masculina de la casa; el que maneja o dirige el hogar.

Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran mutuamente. Así como una organización exitosa depende de la habilidad de cada empleado para asumir la posición que se le ha asignado y producir al máximo sus habilidades, también el matrimonio de éxito depende de un esposo y una esposa que ejecuten fielmente sus papeles complementarios. A pesar de que sus responsabilidades y papeles son diferentes, ambos son igualmente importantes y necesarios para el bienestar de un hogar saludable. En suma, es una “relación de apoyo mutuo”.

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