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Mi padre no conocía mucho sobre la Biblia, pero el mensaje que había escuchado lo usó para darme una responsabilidad que marcó mi vida y a partir de allí me sentí como en otro nivel, como una persona madura, y es que "La madurez no se adquiere con los años sino con las responsabilidades que asume". Y aprendí el oficio de la tipografía en la imprenta de mi padre. Le doy gracias a Dios por mi padre, porque aunque él nunca tuvo a su padre a lado, seguro habría querido que su padre le dijera estas palabras cuando era un niño de 12 años. Mi padre empezó a trabajar a una tierna edad y se hizo un hombre siendo muy joven. Nunca supo que era jugar con los niños de su edad, porque tenía que trabajar y ayudar a su madre. Esta historia quizás se parezca a tu vida o a la vida de tu padre. Pero en verdad, un padre marca el destino de un hijo, para bien o para mal.
Te imaginas a un niño de doce años discutiendo en Palacio de Justicia sobre leyes con los magistrados y jueces, sería imposible, pero para Dios y los hijos de Dios no hay nada imposible. Sin embargo, hace dos mil años, un año como hoy, Jesús tenía 12 años y se atrevió a superar todo critica: de que si eres joven, te falta crecer, aún no sabes nada de la vida; pues se agarró de la mano de Dios y fue a las ligas mayores, a enfrentarse con los grandes, como quien dice, se fue a foguearse para saber cómo estaban preparados, esos que se dicen ser doctores de la ley, para que cuando venga luego en unos años, más crecido y más maduro espiritualmente los enfrente cara a cara. Por eso, cuando sus padres le hallaron, María le preguntó: Hijo, ¿por qué nos hiciste esto?, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Y él les contestó: ¿por qué me buscaban?, ¿no saben que debo estar en los asuntos de mi padre? (Lucas 2:48-49). El sabía de dónde venía, si bien José era su padre aquí en la tierra, sabía que tenía un padre celestial, mucho más grande que todo lo creado, y que le motivaba hacerlas cosas que a él le agradaba, pues sabia cual era su naturaleza.
Tú también tienes el mismo padre de Cristo Jesús, y cuando eras un niño le has rezado el Padre Nuestro todos los días y él te ha escuchado, no ha sido en vano, lo que pasa ahora es que has crecido y te has apartado de él.
Por eso, yo ye invito a que tomes las riendas de tu vida como Jesús. Este año 2012, que ha sido declarado en nuestra iglesia cristiana como el “Año del cumplimiento de las promesas de Dios”, para que tu también les respondas a tus padres, a tu familia, a tus amigos:
“Es hora que me ocupe de los asuntos de mi Padre”.
Y te aseguro que todas las promesas de Dios, de nuestro Padre Celestial, se harán realidad en tu vida este año. Si lo crees, así será. No esperes el siguiente año, el 2013 o el 2014, este año Dios te está llamando a que te metas en sus asuntos, porque este año 2012 es tu año. No es fin del mundo; lo será para otros que no conocen a Dios. Pero para ti es tu despegue. Cree en Dios, metete con Dios, agárrate de Dios y él abrirá las ventanas de los cielos y te bendecirá hasta que sobreabunde.
Que Dios te bendiga.
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