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El presente mensaje es para mostrarte lo útil que son las escrituras para enfrentar toda tentación del enemigo. Si Jesús lo empleó contra el diablo, tú también lo puedes hacer. Por cada escritura que declares es un punto se acumula a tu favor.
El libro de Mateo, en su capítulo 4, nos habla que el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo tentara. Luego de pasar cuarenta días y cuarenta noches sin probar bocado, Jesús sintió hambre y el diablo se le acercó y lo retó a convertir las piedras en pan. A lo que Jesús le refutó con una escritura del libro de Deuteronomio. El diablo no pudo contradecirle. Resultado: 1 a 0. Gana Jesús.
Luego el diablo lo llevó al lugar más alto del templo de Jerusalén y lo desafió a arrojarse desde lo alto, en su astucia por engañarle fundamentó su pedido con una escritura del libro de los Salmos. Jesús lo censuró con otra escritura del libro de Deuteronomio. El diablo no dijo nada. Resultado acumulado: 2 a 1. Sigue ganando Jesús.
Finalmente el diablo lo llevó a la cima de una montaña y le mostró las naciones del mundo y la gloria que hay en ellas, y le propuso que se lo daría si se arrodillaba y le adoraba. A lo que Jesús le increpó que se fuera y le declaró otra escritura, también del libro de Deuteronomio. El diablo no pudo cuestionarle más y se marchó. ¡Los ángeles llegaron y celebraron con Jesús la victoria! Resultado final: 3 a 1. Ganador y vencedor indiscutible: Jesús de Nazareth.
Reflexión: Jesús fue tentado por Satanás, tuvo que enfrentarse al Rey de la Mentira. Pero, al contrario de lo que pasó con Adán y su mujer, Jesús no fue engañado. ¡Jesús le ganó! Y porque Él ganó, ahora también nosotros podemos ganarle la partida a Satanás, ya que Jesús nos enseñó cómo ganarle.
Muchos hemos pensado “¿Cómo ganarle a Satanás si es un ángel?”, otros quizás han pensado “Si tuviera superpoderes o un arma secreta”. Pero, si leíste con atención, te habrás dado cuenta que Jesús no usó superpoderes, ni algo sobrenatural para ganarle. Él simplemente usó lo mismo que tú y yo tenemos a la mano:
1. El poder que nos da el Espíritu Santo; y
2. La Palabra “Escrita” de Dios, la BIBLIA.
Si tú has recibido a Cristo en tu corazón, desde ese momento el Espíritu Santo vino a morar dentro de ti, Dios mismo está dentro de ti. Puedes pedirle ayuda durante la tentación. Él quiere que ganes. De igual manera, cuando lees la Palabra de Dios (la Biblia), aprendes promesas de parte de Dios que te ayudarán a resistir la tentación.
Entre más avances en tu fe, más tentaciones vendrán. No es para desanimarte, es para decirte que entre más quieras vivir una vida agradable a Dios, más buscará la forma de desviarte el enemigo. Pero recuerda, Jesús nos demostró que se puede vencer al enemigo y resistir a la tentación.
Cuando te digan que no puedes declara:
Escrito está “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Cuando te digan que estás muy enfermo declara:
Escrito está “Porque por las llagas de Cristo he sido sanado”.
Cuando sientas peligrar tu vida declara:
Escrito está “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú (Señor) estarás conmigo”.
Cuando sientas temor declara:
Escrito está “No os dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Cuando estés en escasez declara:
Escrito está “El Señor es mi pastor y nada me faltará”.
Cuando te amenacen declara:
Escrito está “Si por un camino viene el enemigo, por siete caminos saldrá huyendo”.
“Si Cristo está conmigo, ¿quién contra mí?”.