BENDECIDOS Y AMADOS EN CRISTO:
¡SHALOM!
La fiesta de Pentecostés es la tercera
gran Pascua cristiana.
La primera es Navidad, cuando Dios se hace
hombre.
La segunda es Resurrección, día de vida y
de victoria, de amor que vence a toda muerte.
La tercera es Pentecostés: Dios se hace
huésped del alma, fuego, don, que todo lo crea”.
LA GRAN TERNURA DE DIOS: DEJARNOS EL ESPÍRITU SANTO
¡CONSAGRA TU VIDA, AL REY DE REYES!
Espíritu Santo, te consagro mi cuerpo y mis
sentidos, concédeme emplearlos para la mayor gloria de Dios.
Espíritu Santo, te consagro mis ojos para
que miren a Jesús.
Espíritu Santo, te consagro mis oídos para
estar atentos a tus divinas inspiraciones.
Espíritu Santo, te consagro mis sentidos
para que me sirvan para amar a Jesús y sacrificarme por Él.
Espíritu Santo, te consagro mi alma con
todas sus facultades para que sea tu templo y tu oasis.
Espíritu Santo, te consagro mi memoria
para recordar tus grandezas, y las palabras, actos y pasión de Jesús.
Espíritu Santo, te consagro mi corazón con
todos sus afectos para que, cautivado por los encantos y las delicias de tu
amor, encuentre siempre en Ti la paz, el amor, la fuerza, la luz y todos tus
dones y frutos; que te amé cada día más, que haga que muchas almas te amen y aún
el mundo entero, si fuera posible.
¡AMÉN!
SEÑALES DEL ESPÍRITU SANTO:
El viento, el fuego, la paloma. Estos
símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento, que es
una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego, que es un
elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las
malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. Para purificar los instrumentos,
en los laboratorios médicos, se les prende fuego.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible
y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar
paso al amor.
¡INVÍTALO CADA DÍA!
¡Ven ESPÍRITU DIVINO!, manda tu Luz desde
el cielo,
PADRE amoroso del pobre, DON en tus dones
esplendido,
Luz que penetra las almas, FUENTE del
mayor consuelo.
Ven dulce HUÉSPED del alma, DESCANSO de
nuestro esfuerzo,
TREGUA en el duro trabajo, BRISA en las
horas de fuego,
GOZO que enjuga las lágrimas y reconforta
en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, DIVINA LUZ
y enriquécenos,
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas
por dentro,
Mira el poder del pecado, cuando no envías
tu aliento.
RIEGA la tierra en sequía, SANA el corazón
enfermo,
LAVA las manchas, INFUNDE calor de vida en
el hielo,
DOMA el espíritu indómito, GUÍA al que
tuerce el sendero.
REPARTE tus siete dones, según la FE de
tus siervos,
Por tu bondad y tu gracia, dale al
esfuerzo su mérito,
SALVA al que busca salvarse y danos tu
¡GOZO ETERNO!
¡AMÉN!
¡GLORIA A DIOS!