Un hombre tenía muchos bienes. Un día, el menor de sus 2 hijos pidió la herencia y decidió irse de la casa porque creía que viviría mejor fuera de ella, haciendo lo que él quería en su propio criterio; el padre lo dejó ir. Paso el tiempo y éste joven malgastó todo y vivió las consecuencias de sus malas decisiones. Presionado por sus problemas decidió regresar a la casa de su padre, cuando estuvo cerca pudo ver a lo lejos a su papá esperándolo con los brazos abiertos, él corrió y lo abrazó, lloró y le pidió perdón reconociendo sus faltas. El padre hizo una fiesta por su regreso y un gran banquete, y dijo "mi hijo estaba perdido pero ha vuelto".
Si un día te apartaste de Dios pensando que te iría mejor fuera de él y hoy sientes el peso de tus decisiones erradas. ¡Levántate y vuelve a tu Padre! Él te espera en casa y quiere amarte lejos de juzgarte. Él es tu pastor y vivirás mejor en su rebaño. Ezequiel 34:15-16 "Yo apacentaré mis ovejas y las llevaré a reposar, declara el Señor Dios. Buscaré la descarriada, vendaré la herida y fortaleceré la enferma".
Vuelve y con gozo di el Salmo 23:1-4 "El Señor es mi pastor y nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar, junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma. Me guía por senderos de justicia por amor de su nombre".
Que Dios te bendiga.
Porque para el que cree nada es imposible. Ve y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
jueves, 25 de diciembre de 2014
jueves, 11 de septiembre de 2014
Tus decisiones determinan el futuro de tus generaciones
Las debilidades y fortalezas en la cultura de una familia son el resultado
de su ambiente y de sus elecciones. Entre éstas están los principios, las
prioridades y la habilidad para tomar decisiones. Cuando las decisiones son
erradas y viven en un ambiente negativo se arraigan profundamente en la cultura
familiar, los miembros individuales pueden adoptar comportamientos
autodestructivos y pasar estas características a sus hijos de una manera
inconsciente.
Algunos de nosotros provenimos de familias con antecedentes de fracaso,
divorcio, pesimismo, egoísmo, avaricia, ira, adicciones y pereza. A menos que
rompamos esta maldición, transmitiremos estas mismas características a nuestros
hijos. El comportamiento disfuncional de una persona se convierte en un modelo
o ejemplo para la siguiente generación, y así el círculo puede repetirse una y
otra vez.
Con frecuencia esto continúa hasta que alguien se da cuenta de que puede
romper el círculo. El desarrollar una relación trascendental y significativa
con Dios nos ayudará no sólo a tener una vida más enriquecida y plena, sino que
además beneficiará a otros, incluso a nuestros propios descendientes.
Estudio realizado a dos familias y sus
descendientes
En 1874 un miembro de la junta de la prisión estatal de Nueva York se dio
cuenta de que seis miembros de la misma familia habían sido encarcelados
simultáneamente. Realizaron una investigación, teniendo en cuenta a varias
generaciones pasadas, tratando de encontrar la pareja original que dio lugar a
este trágico legado familiar.
Lograron trazar la línea familiar hasta un ancestro nacido en 1720, un
hombre vago y perezoso que en su pueblo tenía la reputación de ser
problemático. Era además alcohólico y considerado como una persona de baja
moral. Para empeorar las cosas, se casó con una mujer muy parecida a él, y
tuvieron seis hijas y dos hijos.
Veamos lo que el informe de esta investigación reveló acerca de los 1200
descendientes de esta pareja que todavía estaban vivos en 1874, de los cuales:
• 310 no tenían hogar.
• 160 eran prostitutas.
• 180 abusaban del alcohol o las drogas.
• 150 eran criminales que habían estado en prisión, siete de ellos por asesinato.
• 160 eran prostitutas.
• 180 abusaban del alcohol o las drogas.
• 150 eran criminales que habían estado en prisión, siete de ellos por asesinato.
Tristemente, podemos ver en este ejemplo cómo los padres disfuncionales
pueden afectar y transmitir sus comportamientos y conductas dañinas de
generación en generación.
En contraste, se estudió otra herencia familiar, relacionada con una pareja
que vivía en aquella misma época. Este segundo estudio familiar comenzó con el
famoso predicador Jonathan Edwards,
quien nació en 1703. Un hombre profundamente religioso, había vivido una vida
de fuertes principios morales, se había convertido en ministro y estaba muy
dedicado a su familia.
Se casó con una mujer muy religiosa llamada Sarah, quien compartía sus
principios, y tuvieron 11 hijos. Jonathan Edwards llegó incluso a ser el
presidente de la Universidad de Princeton. Esto es lo que los investigadores
descubrieron acerca de 1400 descendientes de Jonathan y Sarah Edwards en 1874,
de los cuales:
• 13 eran presidentes de universidades.
• 65 eran profesores universitarios.
• 100 eran abogados.
• 32 eran jueces estatales.
• 85 eran autores de libros clásicos.
• 66 eran médicos.
• 80 eran oficiales políticos, siendo tres de ellos gobernadores estatales.
• 3 eran senadores.
• 1 llegó a ser vicepresidente de los Estados Unidos.
• 65 eran profesores universitarios.
• 100 eran abogados.
• 32 eran jueces estatales.
• 85 eran autores de libros clásicos.
• 66 eran médicos.
• 80 eran oficiales políticos, siendo tres de ellos gobernadores estatales.
• 3 eran senadores.
• 1 llegó a ser vicepresidente de los Estados Unidos.
¡Cuán grande es la diferencia que marca el ejemplo y los principios que se
transmiten a la siguiente generación! Los sólidos principios morales pueden de
hecho traer bendiciones y oportunidades para las generaciones que aún no han
nacido.
En tus manos está el futuro de tus generaciones.
Etiquetas:
acciones,
autodestructivos,
cultura,
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jueves, 14 de agosto de 2014
CTRL+Z
Cuando estamos frente al
computador, redactando un documento o cualquier otro archivo, ya sea una hoja de cálculo o una presentación de los programas de Office, con solamente
presionar las teclas CTRL+Z podemos retroceder "n" veces y deshacer cuantos
errores hallamos cometido en la
redacción o en la información ingresada.
Cuántas veces hemos deseado poder
deshacer el error cometido, hemos querido volver al pasado para evitar lo que
dijimos o hicimos, para evitar problemas que terminaron afectando nuestra vida y la vida de otras
personas, porque habíamos pensado que esa era la mejor decisión para nosotros sin
pensar en las consecuencias posteriores.
Cuando recapacitamos de nuestro
error, queremos que nuestra vida sea como esas teclas de CTRL+Z, que al
presionarlas pudiéramos cambiar todo lo que hemos dicho o actuado equivocadamente y
corregir por otras palabras y acciones que expresen lo que deberíamos haber hecho y así vivir plenamente, habiendo superado los errores. Eso nos gustaría
mucho, verdad?
Si bien no tenemos esas teclas
para emplearlas en la vida, Dios no ha dado la capacidad de poder subsanar los errores cometidos en nuestra vida pasada y eso viene a ser el PERDÓN.
Cuando perdonamos, podemos curar las heridas y Dios se encarga de sanarlas.
Cuando perdonamos, no cambiamos el pasado, pero cambiamos el futuro, tanto el
tuyo como el de la otra persona, porque a partir de esa acción, los rencores se
disipan, las cargas emocionales bajan, los resentimientos se anulan y hay paz
en tu corazón porque has sido liberado, porque si no perdonas no eres libre y
cargas con el pecado de falta de perdón. Al mismo tiempo puedes pedir perdón
por aquellos a los que hiciste daño, esto tiene un doble efecto. “Si
perdonas a los pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará; pero si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados” (Mateo 6: 14-15).
Si sabemos que Dios nos ha
perdonado de nuestros pecados, aún sin merecerlo, nosotros debemos también
imitar este acto de amor perdonando a todos aquellos que nos ofenden.
La Falta de Perdón ata a las
personas con el resentimiento, lo tiene encadenado. La falta de perdón es un
veneno destructivo que mata el Espíritu.
Así que con el amor de Dios, es
decir con CTRL+Z en nuestro corazón podemos borrar de nuestra vida toda
amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia. “Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta. Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo” (Efesios 4:31-32).
Acércate hoy a Dios y reconócelo
como tu Señor y Salvador, ábrele la puerta de tu corazón y déjalo entrar en tu
vida y él hará en ti la persona que quiere que seas.
Si quieres comprometerte con
Cristo haz esta simple oración de fe.
“Querido Dios: Gracias por
tocar a la puerta de mi corazón. Gracias por el sacrificio de tu hijo Jesús, al
morir por mí en la cruz. Reconozco que soy pecador, y que necesito tu perdón. Hoy me arrepiento y te entrego
mi vida. Confieso con mi boca que Jesús es el Señor, y creo con mi corazón que
ha resucitado. ¡Hoy recibo tu Salvación y Vida Eterna! Amén.
Si has hecho esta oración de
manera sincera busca una iglesia cercana a tu
vivienda que predique el amor de Cristo, y no dejes de congregarte para seguir creciendo en el espíritu y en la fe.
Que Dios te bendiga.
jueves, 5 de junio de 2014
Aquel que provee
Un rey de la India era muy rico; sin embargo tenía fama de
ser indiferente a las riquezas materiales. Un súbdito quiso averiguar su secreto.
El rey le dijo: “Te revelaré mi secreto, si recorremos mi palacio para
comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida, si se
apaga te decapitare”. El súbdito aceptó. Al término del paseo, el rey le
preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas, las viste? A lo que respondió: “No vi
nada, majestad; solo me preocupé de que la llama no se apague”. El rey le dijo:
“Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que
no me interesan las riquezas de afuera”.
A veces nos preocupamos tanto por el dinero que olvidamos quien provee, quien da, y quien bendice nuestras vidas. Tenemos necesidades y Dios lo sabe, la Biblia dice que él es Jehová Jhire (aquel que provee); no dejemos que el dinero controle nuestras vidas y menos aún nuestro carácter; ya que podríamos dañar a los demás a causa del afán por el dinero.
Mateo 6:31 al 34 “No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas éstas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas éstas cosas. Más buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas éstas cosas os serán añadidas”.
Dios los bendiga y los llene de su paz.
A veces nos preocupamos tanto por el dinero que olvidamos quien provee, quien da, y quien bendice nuestras vidas. Tenemos necesidades y Dios lo sabe, la Biblia dice que él es Jehová Jhire (aquel que provee); no dejemos que el dinero controle nuestras vidas y menos aún nuestro carácter; ya que podríamos dañar a los demás a causa del afán por el dinero.
Mateo 6:31 al 34 “No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas éstas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas éstas cosas. Más buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas éstas cosas os serán añadidas”.
Dios los bendiga y los llene de su paz.
miércoles, 5 de marzo de 2014
Él sana tus heridas
A una mujer la sentaron en el avión al lado de un hombre de
raza negra. La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio “porque no
podía sentarse al lado de una persona
tan desagradable”. La azafata argumento que el vuelo estaba lleno, pero
revisaría en 1ra. Clase a ver si podría encontrar algún lugar libre. Los demás
pasajeros observaron con disgusto aquel hecho. La mujer estaba feliz y se
sentía triunfante porque la sacarían del asiento para llevarla a un lugar de
clase fuera del hombre de raza. Al regresar la azafata le dijo: “Discúlpeme
señora, efectivamente el vuelo está lleno, pero afortunadamente encontré un
lugar en 1ra. Clase. Consulté con el capitán y me indicó que no se podía obligar
a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable”. La señora con cara
de triunfo se levantó del asiento; pero la azafata volteó y le dijo al hombre
de raza negra “Señor, ¿sería Ud. tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?”
Todos los pasajeros del avión ovacionaron la acción de la azafata.
Dios sabe cuántas veces te dañaron con acciones y palabras,
sabe de tus lágrimas y tu dolor. Él se encargara de sanar tus heridas y más aún
te recompensa por tu humildad. Salmos 147:3 y 6. “Él sana a los quebrantados de
corazón y venda sus heridas. Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos
hasta la tierra”. Bendiciones de lo alto!!!
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