Un emperador convocó a todos los solteros del reino para
buscar pareja a su hija. Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: Les daré una
semilla diferente a cada uno; al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta
la planta que haya crecido, y la más bella ganará la mano de mi hija y el
reino. Pasaron 6 meses, pero había un joven que plantó su semilla y no
germinaba, mientras todos los demás jóvenes hablaban y mostraban sus hermosas
plantas. El joven estaba muy triste, pero su madre le insistía en que debía ir
al palacio pues era un participante y tenía que estar allí. Con la cabeza baja,
y avergonzado desfiló al último hacia el rey, mientras los demás se burlaban.
El rey admirado inspeccionaba las plantas, al llegar al joven observó su maceta
vacía y mando llamar a su hija, todos quedaron atónitos. El rey dijo: Este es
el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija pues a todos ustedes se les
dio una semilla infértil, y todos quisieron engañarme plantando otra semilla,
pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo
sincero, noble y valiente; cualidades que todo rey debe tener y que mi hija
merece.
Proverbios 3:3-4 “Nunca se aparte de ti la
MISERICORDIA y la VERDAD; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón;
y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres”.
Bendiciones.