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¿Alguna vez te has sentido sin fuerzas espirituales?, hablo de esos momentos en los que por alguna razón te sientes triste, solo y con una extraña sensación dentro de ti que no te ha permitido sentirte a gusto.
Creo que todos hemos experimentado lo que es una baja espiritual, de esos que aparecen
cuando menos piensas y que son producto de muchas situaciones acumuladas o de un
percance con alguien cercano.
Y ¿Está mal sentir una baja espiritual?, considero que no está mal, ya que como seres humanos que somos, tendemos a sentirnos tristes, solos, desamparados y atribulados, lo malo está en que en esos momentos de baja espiritual muchas veces tendemos a CHARLAR CON EL ENEMIGO.
Hablo de esos momentos en que les prestas tus oídos al diablo para que meta toda clase de basura y te haga sentir más mal de lo que te sientes. Si vamos a la Biblia encontraremos que
cuando nos permitimos charlar con el enemigo, las cosas terminan mal.
En el huerto del Edén una charla con el enemigo tuvo como consecuencia la desobediencia del hombre, la serpiente comenzó a charlar con Eva y la mujer contestó a la charla. Todos conocemos el resultado que propició esta charla, y es que una charla con el enemigo puede propiciarnos resultados muy malos para nuestra vida.
Quizá en los últimos días te has sentido muy mal, emocional, sentimental y espiritualmente. Te sientes triste por alguna razón, sientes que las fuerzas se te han ido, sientes
que nada es lo mismo, consideras que no eres el hijo o la hija que Dios quisiera
que fueras y todo este estado de ánimo te ha encaminado a entablar una charla
con el enemigo. Sí, una charla porque sin darte cuenta estas prestando tus oídos
para que el diablo susurre cosas que no son de Dios.
Tal vez, en los días pasados, a tu mente han venido frases como:
“Eres un derrotado”, “Eres un hipócrita”, “Lo que estás haciendo es engañándote a ti mismo”, “Lo que hiciste no tiene perdón de Dios”, “Dios ya se cansó de tus errores”, “Siempre haces lo mismo, no tienes arreglo”, “Prometiste y no cumpliste otra vez, Dios esta aburrido de ti”, “Vienes de pecar y ¿Vas aún así a la Iglesia?”, “Yo que tú no tuviera cara para presentarme delante de Dios”, “¿Quién te dijo que has cambiado?, sigues siendo el mismo”, “Si Dios no te responde es porque no te ama”, “Eres un bueno para nada, no sirves”, “Dios se olvidó de ti, no le importas”, “No mereces que Dios te ame”, etc.
Lastimosamente muchos han creído estas mentiras del enemigo, creyéndose indignos de estar con Dios, pensando que Dios jamás los perdonará o que NO son lo suficientemente buenos como para ser hijos de Él, pero en esta hora Dios quiere que dejes de creer las mentiras del diablo y comiences a creer las verdades de Dios, pues Él te AMA CON AMOR ETERNO.
¡Vamos!, no permitas que el enemigo siga charlando contigo, cierra tus oídos a sus mentiras y comienza a creer en las verdades de Dios. Te ha perdonado totalmente si de corazón sincero se lo has pedido, Dios tomó tus pecados y los echó al fondo de la mar y ya no se acuerda más de tus errores, no tienes por qué estar recordándolos.Tú eres especial para Dios, vales la sangre de su Hijo, su deseo es que cuando sientas tropezar o tropieces, que puedas levantarte y buscarlo, porque Él está allí mismo contigo extendiendo su mano, sus misericordias son nuevas cada mañana sobre tu vida, su anhelo es verte triunfar, pero eso solo lo lograrás poniéndote en pie cada vez que tropieces, pero sobre todo buscándolo con corazón sincero y tratándolo de agradar cada día.Deja de charlar con el enemigo, no creas más a sus mentiras y cuando comiences a escuchar en tu mente nuevamente esas frases que no vienen de Dios, comienza a recordar y a pronunciar las verdades que la Biblia nos habla acerca de Dios.
La Biblia te dice:
“No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien” (Romanos 12:21)
¡Tú vales mucho para Dios, por eso Él te escogió desde el vientre de tu madre!
“Yo soy Dios, tu creador; yo te formé desde antes que nacieras, y vengo en tu ayuda. No tengas miedo, querido pueblo mío, tú eres mi fiel servidor, tú eres mi elegido.”
(Isaías 44:2)
(Isaías 44:2)